lunes, 4 de junio de 2012

Historia de Lubrín


En 1309, el obispo de Cartagena Martín Martínez conquistó la fortaleza musulmana de Lubrín (Almería). El Rey Fernando IV le concedió su posesión a este prelado. El 20 de febrero de 1311, atendiendo al emplazamiento fronterizo de Lubrín y el peligro de que cayese en manos de los musulmanes granadinos, Fernando IV cambió dicho Castillo al prelado por las posesiones de su madre, María de Molina, en el reino de Murcia: Alcantarilla, Monteagudo, unos baños públicos de Murcia y Alguazas. La única condición que impuso Fernando IV fue que el obispo y el Cabildo de Cartagena no tomasen posesión de dichos bienes hasta la muerte de la reina. Mientras tanto, el episcopado cartaginense tendría Alhama de Murcia y su Castillo para beneficiarse de sus rentas. Después asumiría el señorío sobre las tierras mencionadas.

Cuando en la conquista de la Almería por los Reyes Católicos, se inicia la cristianización y castellanización de la provincia, en muchos lugares, entre ellos Lubrin, los moriscos quedaron sometidos aceptando las nuevas condiciones sociales y económicas impuestas por los cristianos. Posteriormente ante el incumplimiento de los pactos por ambos bandos y la operación religiosa y fiscal de los austrias sobre esta minoría, se produce la rebelión de los moriscos de las Alpujarras y a continuación se secundan el resto de villas y lugares de granada y Almería, incluidos los de la Sierra de los Filabres.

Para sofocar dicha rebelión es enviado a estas tierras un importante ejercito al frente de Don Juan de Austria, que una vez sofocada la revuelta en cada lugar imponía a San Sebastián como santo para la devoción, acción de gracias y patrón.

Después de la expulsión de los moriscos, Lubrín fue poblada desde 1587 por familias procedentes de distintas provincias, perteneciendo en un principio al señorío del Marqués del Carpio y posteriormente a los Duques de Berwik y Alba. La abundancia de cereal y olivo en la zona, hizo que existieran tres almanzaras y seis molinos harineros.

En medio de una tierra de minas de hierro y un cargadero de mineral, que llegaron a emplear a unas quinientas personas entre los años 1953 y 1957 y canteras de marmol, que hasta finales de los sesenta, dieron trabajo a unas 100 personas, la crisis de la minería supuso un duro golpe al pueblo, y en su término se encuentra el llamado (mármol de El Tranco, en sus modalidades blanco y verde), aunque el sector tiene mucho que avanzar en un término que está travesado en las últimas décadas por un fuerte descenso demográfico.

Pueblo viejo que hunde sus raíces a lo largo del tiempo y que cuenta con una oferta alimenticia cuando menos interesante, Lubrín es un lugar de rincones campestres y de rincones urbanos que merece una visita atenta que, con toda probabilidad, se repetirá.

Tierra de emigrantes que, como primer destino, fue EE.UU (especialmente California) y Alemania. Esta tendencia cambió a partir de los años 40 se mantiene la emigración, pero esta vez y hasta hace muy poco tiempo, a Cataluña.

Se ha seguido produciendo también un flujo ininterrumpido de carácter migratorio; los jóvenes se han ido marchando al exterior de la provincia y los mayores a la capitalidad del municipio, fenómeno que afecta no sólo a la propia villa, sino también a las pedanías, en las que se hace más notable el descenso de habitantes.