sábado, 19 de enero de 2013

Lluvia' de roscos, tracas y petardos en las primeras fiestas populares

En Lubrín y Olula de Río la procesión de San Sebastián está declarada de interés turístico en Andalucía y en La Guardia de Jaén el santo es llevado hasta el campo Los pueblos de Andalucía no dan tregua al calendario festivo y recién pasadas las navidades llegan las primeras fiestas patronales a algunas localidades de la región. El clima propio de este tiempo no logra enfriar las ganas de diversión y son muchas las localidades que celebran durante este fin de semana la festividad de San Sebastián. Una de las formas de celebrar estas fiestas más curiosa es la que se desarrolla en la localidad almeriense de Olula del Río, enclavada en el valle del río Almanzora, en el corazón de la comarca del Mármol. La peculiaridad de la misma llevó a su declaración de interés turístico en Andalucía en 1998. Los olulenses celebran la festividad de los dos santos, San Sebastián y san Ildefonso, el domingo día 20 y el miércoles 23, respectivamente. En las vísperas del 20 y 23 de enero los habitantes de Olula se dedican a recoger leña y a tapar sus fachadas ya que el 19 y el 22, a partir de las 10 de la noche, se inicia la gran fiesta del fuego, donde vecinos bien protegidos se dedican, en un recorrido principalmente por el casco antiguo de la localidad, a lanzar miles de carretillas en una contienda en la que el fuego es el protagonista. Previamente se han encendido lumbres en puntos estratégicos del recorrido, aunque actualmente cada barrio organiza sus propias hogueras. Una vez finalizada la tirada de carretillas, comienza la fiesta de la comida, ya que en las ascuas de las lumbres se asan morcillas, chorizos, chuletas, patatas y se bebe hasta casi despuntar el día. La fiesta pagana da paso al día siguiente a la religiosa. El domingo es el día de San Sebastián y, como es tradicional, la festividad se conmemora con una procesión muy peculiar que comienza con la salida de las imágenes de los dos santos de la iglesia vieja y, cediendo su puesto a San Ildefonso, que va abriendo la procesión. Durante su recorrido por las calles del pueblo tiene lugar otra de las particularidades de las fiestas de Olula: los vecinos lanzan a los santos roscos y roscones desde los balcones, ventanas y terrazas por donde pasa la procesión. Estos roscos solo se hacen para esta ocasión, siendo promesa o tradición el arrojárselos a los santos. La multitud que acompaña intentan cogerlos en el aire y se los guardan en la cintura, donde han formado una especie de saco alrededor de su cuerpo. Una vez finalizada la procesión se guardan los santo en la Iglesia de La Asunción, también llamada iglesia nueva. Cambio de papeles El miércoles 23 es el día de San Ildefonso y tiene lugar el mismo ritual anterior: en la víspera se tiran carretillas y al siguiente la procesión de los roscos. Solo que esta vez es San Ildefonso el que por cortesía cede su puesto a San Sebastián, que abre la comitiva que de nuevo recorre el centro del pueblo bajo una lluvia de roscos y rosquillas. La tradición del fuego, muy arraigada en muchos pueblos de Andalucía, se complementa en el caso de Olula por la influencia levantina, de donde sin duda llegó la costumbre de las carretillas, también frecuente en los pueblos de aquella región. De interés turístico Otro pueblo cercano, Lubrín, también tiene a San Sebastián como patrón. Y esta fiesta también está declarada de interés turístico en Andalucía ya que es una fiesta muy peculiar a la que acuden miles de personas. En Lubrin todo el pueblo participa durante la procesión, hay cuatro grupos de personas muy bien definidos y que lo hacen a lo largo de toda su vida: un primer grupo formado por los lanzadores/as encargados de arrojar al paso del pan los roscos de las promesas desde los balcones o ventanas que hay en las casas del recorrido, el segundo grupo formado por las personas de avanzada edad y algunos de los visitantes, que permanecen observando entusiasmados el espectáculo que están presenciando, el tercer grupo encargados de conducir con maestría y proteger el trono del santo durante el recorrido de la procesión y el cuarto grupo de personas está formado por los ‘rosqueros’ los que pelean en noble batalla callejera por coger en el aire los roscos lanzados durante el recorrido. La competencia es grande, pero como es una lluvia de roscos lo que lanzan en algunos momentos, todos los participantes quedan satisfechos de haber cumplido con su tarea y poder llenar con pequeños roscos su correa o cuerda preparada para el momento. Al final del recorrido siempre se anota un himno dedicado al santo antes de entrar en la iglesia, después de todo esto, la tradición es comerse los roscos rellenos de anchoas con los amigos y la familia en la plaza del pueblo. Y en La Guardia de Jaén la pólvora también está presente en esta festividad. Aquí las salvas militares cargan el aire con el intenso olor a pólvora, desde su salida del templo y a lo largo de todo el recorrido hasta su regreso al mismo, las calles se engalanan de arcadas cubiertas de ramas de pino y luces a lo largo del recorrido procesional. Visita al campo Los vecinos se reúnen en el patio del convento alrededor del santo, los costaleros danzan al ritmo del himno nacional mientras San Sebastián es despedido entre los aplausos emocionados de los guardeños y las numerosas salvas, tanto de escopetas de caza como de tracas de petardos, en honor a la condición militar del santo. Al día siguiente, San Sebastián vuelve a ser llevado en procesión por las calles de la localidad llegando hasta las eras que llevan su nombre. fuentes http://www.diariosur.es

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