Cuando empezamos de cero con algún
proyecto personal o profesional – hacer amigos en un nuevo país o emprender,
por ejemplo – , nos conviene tener presente que durante un período de tiempo
más o menos variable, vamos a estar sembrando.
Es una etapa desafiante porque muchas veces, las circunstancias hacen
que el recorrido sea bastante solitario y cuando llega el momento de empezar a
interactuar con otras personas, a llamar a otras “puertas” reales o virtuales,
con frecuencia nos dan con ellas en las narices y, los “no es” abundan frente a
los “síes”. Además no tenemos ninguna garantía de éxito, no sabemos si va a
salir bien, si vamos a conseguir lo que nos hemos propuesto, si hay luz al
final del túnel, o vamos a tener que recomponernos y volver a empezar. En esa
etapa, la gente te mira a veces con un poco de lástima, no entienden muy bien
qué estás haciendo y que aspires a ganarte la vida o a hacer amigos de esa
forma, con lo cual un puede llegar a sentirse en algunos momentos
(afortunadamente pasajeros…) como un minúsculo y piltrafilla “granito de arena”
en el desierto.
Cuando los emigrantes se encuentran
en esta fase lo mejor en mi opinión es proponerle, herramientas como la visualización,
imaginarse cómo se van a sentir cuando
lo consigan, qué cosas van a suceder, qué cosas van a cambiar, cómo va a ser su
vida, quién va a estar en ella… Me encanta ver sus caras cuando hacen este
sencillo ejercicio.
Es posible que no lo consigamos en el
primer intento, o sí; es posible que tengamos que volver a empezar, pero si
perseveramos, nos visualizamos en ese escenario y cambiamos la estrategia si lo
necesitamos cuando llega el momento de pasar a la ACCIÓN, en algún momento nos
encontraremos recogiendo frutos en forma de nuevos amigos que empiezan a llegar
a ti que a su vez son amigos de otros y otros, nuevos y apasionantes proyectos,
y nuevos amigos con los que disfrutar de una buena y auténtica conversación, de
SER a SER, desde lo más profundo de nuestro interior, de esas que te dejan un
regustito bueno y ganas de más.
Si miras hacia atrás, esos proyectos y esos amigos, no estaban, tú
con tu perseverancia, visualización y acción, lo has hecho posible.
¡Enhorabuena! Y no te olvides de recoger los frutos y disfrutarlos